El Jueves Santo se conoce como Maundi Thursday. “‘Maundi’ es la palabra latina mandatum, que significa ‘mandato’ u ‘mandamiento’. Tenemos un mandamiento dado por Jesús de amarnos unos a otros tal como Cristo nos ama”, dice en el libro, Predicando la justicia transformadora de Dios (Ronald J Allen, Dale P. Andrews y Dawn Ottoni-Wilhelm, editores).
Esta celebración del jueves antes del día de Resurrección incluye varias prácticas. Voy a centrarme en uno de ellos: el lavamiento de pies, que tuvo lugar cuando Jesús cenó con sus discípulos antes de ser crucificado (Juan 13). Esta costumbre tenía como fin eliminar la suciedad de los caminos polvorientos por donde viajaban los discípulos. Jesús se involucró en una tarea asignada culturalmente a los esclavos y al hacerlo, dio un ejemplo de lo que deberíamos hacer.
A menudo utilizamos esta escena como una forma de recordar a los demás que sigan el ejemplo de humildad y actitud de servicio de Jesús. Vanier nos recuerda que “El lavado de los pies no es, ante todo, un acto que todos debemos imitar. Revela cómo Jesús está llamando a todos sus discípulos a una actitud interior de servicio y amor en todas las cosas.”
En aquel entonces no era visto como algo apropiado. De hecho, la oposición de Pedro a que Jesús le lavara los pies era el eco de lo que muchos hubieran pensado el reducir su posición para lavar los pies de sus discípulos. Pero Jesús comenzó a reducir su estado cuando se humilló a sí mismo en el momento en que abandonó su trono de gloria descrito en Filipenses 2: 6-8.
¿Cómo nos va con el lavamiento de pies a los demás? Ciertamente, es una práctica que podemos imitar. Sin embargo, espero que podamos ver más allá de aquellos a quienes servimos o que son parte de nuestra comunidad. En una cultura donde no se celebra a los más vulnerables, tenemos el desafío de hacer una diferencia en medio de los tiempos que vivimos teniendo una actitud de servicio y amor hacia los demás.
Creo que el reto es ir más allá de un Jueves Santo. ¿Qué tal si nos preparamos para tener esta actitud de siervo todos los jueves? ¿O todos los días? Cuando nos damos cuenta de la cantidad de oportunidades que tenemos y hacemos un esfuerzo extra por aquella persona necesitada, allí es donde comenzamos a practicar lo que Jesús comenzó esa última noche con sus discípulos. Podemos ayudar a quienes han estado recorriendo los caminos del ministerio, la soledad o la soltería, por ejemplo, e invitarlos a disfrutar de una vida de esperanza y restauración.
La actitud de servicio se puede ver cuando lavamos los pies de otros, pero también tiene muchas caras. Requiere que seamos sensibles a lo que el Espíritu Santo nos dirige hacer. Jesús nos ofreció un ejemplo para el mandato que nos dio, entonces mostremos el amor de Dios de la misma manera que Él lo hizo.