20 de septiembre de 2022
SALMO 86 NVI
Oración de David.
Atiéndeme, Señor; respóndeme,
pues pobre soy y estoy necesitado.
Presérvame la vida, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios, y en ti confío;
¡salva a tu siervo!
Compadécete, Señor, de mí,
porque a ti clamo todo el día.
Reconforta el espíritu de tu siervo,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
grande es tu amor por todos los que te invocan.
Presta oído, Señor, a mi oración;
atiende a la voz de mi clamor.
En el día de mi angustia te invoco,
porque tú me respondes.
No hay, Señor, entre los dioses otro como tú,
ni hay obras semejantes a las tuyas.
9odas las naciones que has creado
vendrán, Señor, y ante ti se postrarán
y glorificarán tu nombre.
Porque tú eres grande y haces maravillas;
¡solo tú eres Dios!
Instrúyeme, Señor, en tu camino
para conducirme con fidelidad.
Dame integridad de corazón
para temer tu nombre.
Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré,
y por siempre glorificaré tu nombre.
Porque grande es tu amor por mí:
me has librado de caer en el sepulcro.
Gente altanera me ataca, oh Dios;
una banda de asesinos procura matarme.
¡Son gente que no te tiene en cuenta!
Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo,
lento para la ira, y grande en amor y verdad.
Vuélvete hacia mí, y ten compasión;
concédele tu fuerza a este siervo tuyo.
¡Salva a tu hijo fiel!
Dame una muestra de tu amor,
para que mis enemigos la vean y se avergüencen,
porque tú, Señor, me has brindado ayuda y consuelo.