Tuve el privilegio de servir como pastor en una iglesia local durante 30 años. Hasta el día de hoy sigo atesorando esa época y en los últimos días he reflexionado especialmente sobre la última década de mi servicio allí.
Kentwood Community Church (KCC) en el sureste de Grand Rapids, Michigan, estaba abriéndose más que nunca al ministerio “más allá de las cuatro paredes”. Unidos junto con el antiguo Distrito Oeste de Michigan y el Superintendente de Distrito Mark Gorveatte, estábamos participando en la donación de recursos y el envío de personas para la plantación de iglesias a un ritmo acelerado.
También reconocimos que nuestra comunidad se estaba volviendo maravillosamente multiétnica. Donde antes la comunidad era principalmente holandesa, ahora hay representados más de 50 países alrededor de nuestra iglesia. Reconocimos que “las naciones son nuestro prójimo”. Buscamos con nuestras palabras y acciones “amar al prójimo y a las naciones”, alrededor del mundo y ahora a los de la puerta de al lado.
Aquellos que sirvieron como pastor principal después de mí, Kyle Ray y ahora Mick Veach, han llevado a KCC a proseguir en esta visión a un nivel aún mayor. Mientras escribo esto, estoy usando una sudadera de KCC con las palabras “Una Iglesia de y para las Naciones”, esta es una realidad floreciente para el Pastor Mick por su experiencia misionera global. KCC ofrece ahora los servicios de Immigrant Connection (IC) en su campus.
Pero no se trata de una iglesia local. Formamos parte de algo más amplio que está ocurriendo en La Iglesia Wesleyana.
En el 2008, el 96.2% de los delegados electos que asistieron a la Undécima Conferencia General Norteamericana de La Iglesia Wesleyana aprobaron el Memorial 367 – “Declaración de posición sobre la inmigración”. Las mujeres y los hombres que votaron en esa conferencia presentaron a su denominación, a sus iglesias y a las personas que se reunían allí para rendir culto, una guía para respetar, apoyar y cuidar a los inmigrantes.
La inmigración está siendo una vez más, como lo ha sido continuamente, discutida, debatida y en algunos casos, llegando a ser divisiva. Como wesleyanos norteamericanos, debemos recordar y demostrar el compromiso que adquirimos con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes hace 17 años…
… Debemos tratar a toda persona con dignidad, incluso a quienes han entrado en el país ilegalmente o quienes han entrado legalmente pero ahora están fuera de estatus con las autoridades de inmigración.
… Daremos de nosotros mismos a otras personas en amor sincero, sin juicio, sin intolerancia, favoritismo o falta de respetoy a pesar de quiénes sean o de lo que hayan hecho para vivir entre nosotros.
…Nos enteraremos de las leyes que tratan sobre la inmigración e intentaremos obedecerlas, animando a todo inmigrante a hacer lo mismo, a menos que estas leyes sean contrarias a la Palabra de Dios como se interpreta por la sabiduría y autoridad colectivas del cuerpo de Cristo.
…Nos animaremos unos a otros a participar en actos de benignidad y compasión (es decir, proveer comida, techo, ropa y otros recursos) a inmigrantes que tengan necesidad sin importar su estado legal de inmigración.
…Condenamos y oponemos toda ley, leyes y medida severa e injusta dirigida contra los inmigrantes entre nosotros, ya sean documentados o indocumentados. Actuaremos como abogados por leyes justas y humanas a favor de toda persona de parte de todo nivel de gobierno y en toda parte de la sociedad.
A menudo me recuerdo a mí mismo que “la inmigración es un problema. Los inmigrantes son personas”. Sin duda hay cuestiones que resolver, pero lo más importante es que nuestras palabras y acciones encarnen el Gran Mandamiento.
Nuestro compromiso es claro. Al participar con gracia en esta conversación, nos hacemos responsables de la acción. Independientemente de que si una persona es documentada o no, nuestras palabras deben ser dignas y respetuosas. Las puertas de nuestros santuarios deben estar abiertas para adorar juntos. El trabajo de nuestra familia Wesleyana para servir como navegantes y defensores debe ser apoyado.
Mis hermanas y hermanos wesleyanos, el respetar y cuidar a nuestros vecinos inmigrantes es vivir fielmente lo que ya hemos declarado públicamente con palabras y demostrado con nuestras acciones. El cuidar de ellos refleja el corazón de Dios visto en nosotros y a través de nosotros.
Visite www.icwelcome.org para obtener más información sobre el ministerio y los recursos de Immigrant Connection (IC) una filial de La Iglesia Wesleyana. IC ofrece formación y apoyo a pastores e iglesias que quieren servir mejor a los inmigrantes, con orientación y herramientas para las iglesias que no están seguras de sus derechos y responsabilidades, también recursos prácticos para las congregaciones que quieren caminar junto a los inmigrantes, planeando y planificando con las iglesias para su entrenamiento.