16 de marzo de 2023
Marcos 14:12-26 NVI
El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando se acostumbraba sacrificar el cordero de la Pascua, los discípulos le preguntaron a Jesús:
―¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas la Pascua?
Él envió a dos de sus discípulos con este encargo:
―Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Seguidlo, y allí donde entre decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la sala en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos?” Él os mostrará en la planta superior una sala amplia, amueblada y arreglada. Preparad allí nuestra cena.
Los discípulos salieron, entraron en la ciudad y encontraron todo tal y como les había dicho Jesús. Así que prepararon la Pascua.
Al anochecer llegó Jesús con los doce. Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo:
―Os aseguro que uno de vosotros, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.
Ellos se pusieron tristes, y uno tras otro empezaron a preguntarle:
―¿Acaso seré yo?
―Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato. A la verdad, el Hijo del hombre se irá tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio, diciéndoles:
―Tomad; esto es mi cuerpo.
Después tomó una copa, dio gracias y se la dio, y todos bebieron de ella.
―Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos —les dijo—. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.
Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.