15 de mayo de 2022
Hechos 7:2-3, 48-51 NVI
Él contestó: “Hermanos y padres, ¡escúchenme! El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando este aún vivía en Mesopotamia, antes de radicarse en Jarán. ‘Deja tu tierra y a tus parientes’, le dijo Dios, ‘y ve a la tierra que yo te mostraré’”…
“Sin embargo, el Altísimo no habita en casas construidas por manos humanas. Como dice el profeta: “‘El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa me construirán?’ dice el Señor. ‘¿O qué lugar de descanso? ¿No es mi mano la que ha hecho todas estas cosas?’” ¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo!”